El lenguaje como punto de apoyo y raíz de variabilidad cultural




Orlando Josué Cordero Calderón.



Las variabilidades de la cultura occidental:


Existen largas distinciones en la concepción del lenguaje de uso cotidiano llamado desde la linguistica critica como “lenguaje natural” (Van Dijk 1984) en el libro Texto y Contexto, o aquel que según Gadammer se pueden comprender inmersivamente a partir del análisis de los textos; en estos el lenguaje natural es aquel que discurre, y la “verdad” de lo que tales lenguajes expresan, posee rasgos de síntesis, es decir, de estructura de significados que constituyen en sí mismos un argumento. En esto se puede decir que coinciden ambos autores supracitados, sin embargo, de tradiciones muy distintas, el primero podría establecer esta síntesis a partir de secuencias de fórmulas lógicas que desembocan en una estructura “macro gramática”; mientras el segundo descubre esta síntesis como lo esencial, la "verdad" y expresada dentro de un texto, su comprensión interna.


Algunas de las perspectivas gramáticas o herméneuticas, poseen una veta de inferiorización 
etnica, de clase o genero, por lo que su lectura debe ser cuidadosa.Un prejuicio positivo 
hacia ellas es la Prudencia como Φρόνησις.
Si bien ambos reconocen que este elemento de síntesis en un texto no es igual a como él mismo discurre, pues para lo escrito, recitado o habla común la expresión enunciativa puede cambiar de estructura pero no así su síntesis interna, su hipótesis de interpretación suele ser la misma a menos de que la divergencia entre versiones de un texto sea significativa para la comprensión.


Otra explicación visible en la Introducción a la metafísica (Heidegger 1982) la provee “claramente” el análisis gramático propio de Heidegger, encontrado también en Husserl; que demuestra la raíz común de muchas palabras modernas, y que sus sentidos tienden a estar aun hoy más acotados que en el tiempo de su uso pleno. Para muestra de esto las raíces se encuentran para él, imbuidas en la mística y visión de mundo de una época, pero esto es relevante en Heidegger, pues su raíz común en el sánscrito o en lenguas indoeuropeas denota deidades, nociones cosmogónicas que aún hoy hacen eco en las palabras de uso cotidiano y en la metafísica del lenguaje que comparten las palabras “estar”, “fiesta” y “fecha” (Heidegger 1982) y el alemán sein también comparte la misma raíz indoeuropea.

Las variabilidades culturales, pueden explicarse en función del resurgimiento lingüístico y por los significados que yacen en las viejas partículas lingüísticas, significados y usos que se vuelven relevantes para una nueva forma de transmitir sentido, como si se tratase de una denotación más o una reformulación nueva del significado por una traza olvidada.

Si bien el lenguaje natural de Van Dijk, se caracteriza por su voluminosidad y estructura discursiva, se podría decir que ese otro lenguaje sintético, formulado lógicamente en Texto y contexto de Van Dijk o como unidades expresivas- auto veritativas (Gadammer 1993); no sólo puede poseer diferentes sentidos, sino que además puede distanciarse debido al uso diverso en sistemas de referencia con concepciones que difieren lo suficiente como para romper relaciones de sinonimia.

Se puede acudir a la iconografía como un ejemplo superficial, pero análogo a la representación de eros como un dios, o cupido como un querubín, o modernamente como una noción que remite a la psicología, y que solemos llamar como estado de ánimo. En textos platónicos como el Fedro, el simposio o el Ión, existe un juego de transgresión del significado de estas palabras que comienzan por hallar los diferentes sentidos en que se habla de ello y nos podría remitir ciertamente a conceptuar el lenguaje natural de esas épocas como sentidos semi abiertos; pero al mismo tiempo la representación que se hace de tales temas, proviene de temporalidades, de la historia y que van imprimiendo en la iconografía esas nociones profundas acerca de los orígenes, las actualidades, las fuentes de sentido que dan origen a la representación icónica, persistencias que aparecen incluso en el habla común de un mismo uso lingüístico referente a cierto estado de cosas.

Se podría decir que al igual que la diferencia entre significados de una palabra en diferentes traducciónes carga nociones diferentes del mismo término (lenguaje original es más descriptivo que la traducción); el paso de la fijación de significado semántico y su diferencia con la semiótica de los iconos, nos puede dar mucho material para entender los sentidos y raíces olvidadas en una de ellas pero presentes en la sintaxis de la otra (pensando que puede haber sintaxis en la semántica tanto como en la semiótica)

El mito vivo como trascendentalización primitiva.

Si bien es claro que existen diferencias de profundidad acudiendo a los referentes de significado semánticos con respecto a los semióticos, es decir los primeros más profundamente arraigados que los realmente posteriores; una lectura conjunta se hace difícil, debido a la variable representación pictórica o icónica que adquiriría sentido si se la considera posible como un lenguaje o forma de comunicación natural también, es decir, variable en su contenido, forma, estilo y por tanto menos formal aun.

Como en el lenguaje natural y las discusiones realizadas en ellas, es más claramente visible en la filosofía y su estudio histórico aquellos orígenes lingüísticos que son condicionantes de una variante lingüística del lenguaje natural; en eso Gadammer encontraría un indicio de la verdad de tal expresión, como lo hace con las variantes encontradas en la recitación de memoria de una épica griega, lo cual si bien es “de memoria” resulta en variantes que actualizan la historia, no apegandose a la reproducción exacta, sino a la reelaboración con ciertos límites.

El mito, tanto como la metafísica con su discurrir genérico expresan un cierto contenido de verdad que solamente se podría encontrar por medio de una historia de la filosofía y del lenguaje; pues es así que por ejemplo se descubren en un mito, las diferentes raíces culturales, pero incluso lingüísticas, éticas y prácticas que dan sentido lingüístico a los usos. No se podría comprender el uso linguistico actual, si no se considerara todo lo que su raíz comunicaba, pero eso es solo posible a partir de el estudio contemporáneo del pasado, pues las distinciones existen ahora y antes existían como unidades indisociables.

El mito, que describe la naturaleza y la vida cotidiana de un cierto grupos, se desplaza con grandes distinciones y usos diferentes a la actualidad, pero eso solamente da a entender, cómo las nociones metafísicas por sí mismas no proveen contenido de verdad, deben ser inmiscuidas en un ámbito de cosas, en un orden no genérico, sino particular de elementos, y así convertirse en parte de una sintaxis lógica por definición.

Decir, “lo ente actúa mecánicamente”, es muy diferente a substituir lo ente por un referente efectivo: “el cuerpo humano actúa como un mecánismo” es una afirmación que da contenido al hecho del funcionamiento del cuerpo humano, a su estudio y entidad; así lo comprende Leibniz cuando da a entender las ventajas y desventajas del mecanicismo, sobre todo cuando se asciende hacia la explicación de la “entidad dominante” como es Dios, allí tanto como con el cuerpo humano se detectan temas que deben ser de precaución pues para leibniz el exceso del mecanicismo puede verse estudiando el cuerpo humano y sus formas de actuar, funcionar, y no responder mecánicamente y por contacto a ciertas operaciones.

El mito, solamente sobrevive como sintaxis de algo más específico en la actualidad; pero en sus condiciones de creación representada formas de protocolizar la vida cotidiana, de instituir formas de organización social, económica y formas de comprensión de la vida cotidiana e incluso como herramientas de reflexión que bien supone Husserl, es una actitud teórica; si bien , no deja de ser verdaderamente primitiva en cuanto que es difusa y poco acotada, posee un uso totalmente abierto que no termina por cerrarse en una fijación de sentidos, referentes y significados como bien lo vuelve requisito Frege.

En un análisis lingüístico como método de la filosofía sea desde la antigüedad, en donde se versaba sobre los sentidos no como formas de relacionarse con el referente, sino desde existencia de entidades; o en la actualidad donde se recurre a ámbitos donde las definiciones se vuelven sistemáticas e informan enunciados; sin embargo son rastreables de forma difuminada esas otras formas de pensar lo que se comunica.

En ese sentido, los mitos utilizados como medios de comunicación de sentido y actualmente el lenguaje que se puede caracterizar como genérico y por tanto no útil como referente pero sí como horizonte; dan cuenta de la domesticación de esas mismas nociones por el lenguaje común, o por el lenguaje natural mismo; los mitos antiguos y la metafísica anterior a nosotros, modelan incluso el sentido común y las representaciones que de las cosas nos hacemos, existen esos tipos de contenido que permiten el ejercicio intuitivo pero que no da precisión como para dotarlos de un error particular.

Un gran volumen de sentidos es transportado por el lenguaje común, y expresado así desde la psique de las representaciones de una propiedad de un objeto; sin que esto nos lleva a considerarlo un lenguaje científico necesariamente, pero si uno capaz de comunicar y tan solo esta característica lleva a pensar que el el lenguaje, más que dese un tema meramente comunicacional o cognitivo, nos informa sobre la forma en que una comunidad se representa, actúa en consecuencia y se organiza.

Comunidades atómicas, teoría crítica y la fenomenología como práctica isomórfica.

La ontologia: esta rama de la metafísica, además de los mitos como representación
primitiva del pensamiento óntico, se constituian como prácticas, procedimeintos
y nociones éticas que remiten a un isomorfismo cultural y epistemológico

Si para Marx en su Introducción a la Crítica de la Economía Política, las grandes corporaciones económicas, el capital y las plantas generadoras de electricidad como entidades actuales y basadas en el conocimiento científico racional, son también mitos en cuanto que las utilizamos de forma primordial para la explicación del mundo; también se podría decir que esos hechos atómicos en el lenguaje son sumamente importantes para la definición de las formas de cálculo lingüístico, definición de significado y articulación de esta con una visión de mundo u horizonte ontológico.


Las comunidades que utilizan su lenguaje de esta manera, son por así decirlo, comunidades fundacionalmente situadas como atómicas; pero sobre todo fundan sus atomicidades como un isomorfismo de los usos lingüísticos; más allá de si hablamos de el discurso de sentido común, el filosófico en lenguaje natural o si hablamos del análisis lógico del lenguaje, que es el último que propone de forma no opaca este hecho lingüístico. Las unidades particulares de estos posibles enunciados son aquellas que van a decidir entre nuevas formas de conceptuar un hecho lingüistico y la fijación de un significado.

Es entonces que el lenguaje como institucionalidad cultural, se elaboran sintéticamente, espíritu de un pueblo, verdad humana, naturaleza humana, religión es un atisbo de domesticación o trascendentalización del espíritu humano e incluso permite a los iniciados o sabidos en el tema, perpetuar un cierto orden de cosas al cual la reificación de la teoría crítica convierte en una reproducción de condiciones opresivas incluso, convirtiendo la negatividad trascendental acerca de la actitud natural en Husserl en una filosofía negativa acerca de la cultura misma (sea esta trascendentalista, naturalista, reproductiva, etc)

Sin embargo, hablamos de un hecho lingüístico que no posee más relación con los limites del lenguaje y el proceso de descubrimiento que lleva a la reformulación de significados contenidos en la comunicación; que a la capacidad de referirse a un objeto por su exactitud en las atribuciones de carácter sintáctico-ontico, por tanto este elemento solo es visible en limitaciones por desconocimiento, giros lingüísticos que fracturan nociones tradicionales, en lo místico que no posee lenguaje y en los contextos opacos de enunciación.

Si la actitud natural que expone Husserl en su fenomenología está volcada a la práctica y por eso posee poca capacidad de ser reflexiva, la ciencia posee rasgos de actitud natural con cierta reflexividad acerca del mundo vivido, de igual manera la actitud teóricas se remonta a estas pero supone la reflexión per sé y una mayor aproximación a instituirse en el espíritu de un pueblo.

Este argumento fenomenologista, posee el doble rasero del que se muestra anteriormente y que cualquiera que reflexiones acerca de las ciencias del espíritu, la cultura y sus formas de cristalización o sedimentación podría advertir si es lo suficientemente honesto; la dureza no es siempre análoga a la perversidad, pero según gran parte de la Escuela de Frankfurt (Adorno, Fromm) la reproducción reificada es en consonancia y en las condiciones actuales una reproducción de instrumentos de dominación (weber) o de la ideología, según planteamientos altuserianos sobre la estructura social necesaria para la reproducción espiritualizada.

En todo caso el procedimiento mismo acerca de la vida en común y su espiritualidad se trastoca con el procedimiento de análisis que propone Gadammer; ambas cuestiones de procedimiento dan a entender los diferentes órdenes reflexivos a los que pertenece cada procedimiento; el mito es el procedimiento, su falsedad actual es evidente pues expresa tantas cosas y tan diversas que es imposible mantenerlo como medio de inteligibilidad, pero no lo es como raíz de una diversidad de especializaciones, de otros procedimientos en la vida común, de corrientes de pensamiento etc; es incluso sólo pervivible en culturas herméticas o místicas que Wittgenstein rápidamente trataría de sin sentidos pues sus proposiciones no expresan claramente lo que sí podrían hacer otras en términos actuales.

Diversas fuentes dan sentido a los lenguajes naturales y por tanto su análisis lógico deberá arrojar en muchos de los casos, cuestionamientos complejos, a los cuales no se puede atribuir una sola concepción de cierto estado de cosas; si pensamos de forma causal, aquel estado final de cosas el cual es en la mayoría de los casos tomado como el sistema de lenguaje natural, es también asociado al convencionalismo lingüístico adoptado.

Este convencionalismo, sin embargo se nutre de diversas fuentes mitológicas, culturales, ontológicas y que en cierto momento se producen como científicas; el conocimiento incremental acerca del mundo y por medio del lenguaje o el estudio de la cultura espiritualizada, se vive de dislocamientos que transportan en sí mismos hallazgos que lo posibilitaron, aun cuando este hallazgo no cargue una misma ontología, ni la traduzca ni la reproduzca (vg. la mecánica del SXVII permitió el descubrimiento particular, sopesando que no comparten su visión ontológica y su mecánica es muy divergente).

De cierta manera, el esfuerzo detallado (no cualquier esfuerzo) por acotar una teoría, permite que esta pueda ponerse a prueba, y de mismo modo su capacidad para incrementar el contenido heurístico; no significa que se cargue el error en el que incurren las teorías o que el no intento de acotar una teoría por esta poseer prejuicios acerca del objeto en cuestión promueva la acumulación de errores. Puede tenerse a bien, que el cambio está explicado por la explicitación y acotación de estos prejuicios antes expresados en la aclaración innecesaria y sus subsiguientes errores.

Es así cómo puede llegarse a tal afirmación - no resisten la contrastación por un error profundo en por ejemplo, su sintaxis metafísica y su atribución basada en ontologías particulares-; para esto como también afirma Kuhn, debe pasarse por un proceso de aislamiento de reglas metódicas, o de definición lingüística que de cuenta de error. Posteriormente una “teoría del error” sería aquella que permita el traslape de aquellos contenidos que suponen una continuidad y el descarte de aquellos que no, para la redefinición conceptual, teórica, de un sistema lingüístico o lenguaje natural; de lo que no se podría hablar es de la continuidad de una teoría, o de su incrementalidad, pero lo cierto es que en las teorías nuevas con un mayor contenido explicativo e incluso capaces de explicar las teorías anteriores, hay un contenido anterior preservado bajo ontologías disímiles, en todo caso bajo nombres que ya no refieren del mismo modo al objeto de enunciaciación.

Sin embargo, esta expresión del cambio lingüístico posee raíces heurísticas en una teoría que como conjunto explicativo yerra; sin embargo como componentes heurísticos se conserva reformulada e incluso de manera holista en la teoría o uso lingüístico actual (pensada como el uso que habla de estados de cosas actuales, que informa). Incluso eso explicaría cómo resurgen algunas nociones ontológicas de la antigüedad en Liebniz, posteriormente en la física del siglo XX y análogamente puede dar cabida al cambio o resurgimiento en ámbitos más dinámicos como lo son el lenguaje natural del que se viene hablando (discurso, escrito amplio, uso común del habla).

Relación social básica, interacción en Simmel;Interaccionismo simbólico y preponderancia del intercambio de símbolos en Baudrillard como sostén de una sociedad o comunidad. Bienes simbólicos.

La reflexión sobre el procedimiento

Cuando la ética se tiene en cuestión como un proceder ante temas que son lesivos para con seres vivientes en nuestro entorno, o incluso tenidos egoístamente como lesivos en última o primera instancia para el ser humano como parece que lo observa también P. Singer en el libro Un solo mundo ahora: ética de la globalización (Singer 2016); no podría pensarse la ética como una forma de procedimiento general para casos atípicos, es decir, para dilemas éticos.

La ética pues, versa sobre lo problemas de domínio públicos, como bien lo resuelven los inspirados en Aristóteles al señalar que se ocupa de los asuntos públicos o res pública; en ese sentido una ética republicana (Pereira 2001), no corresponde con el republicanismo político actual, sino con la preocupación acerca del estado y cuido de los elementos necesarios para el buen desempeño de los bienes públicos y la administración de la economía de fondos públicos.

En ese sentido, si la ética como la presenta Bresser o como la presenta Wittgenstein en su conferencia sobre ética, se puede tener a parte de la ética como una valoración atinente al mejor procedimiento para la convivencia en el espacio público y acerca de intereses que intersecan los de los demás, en un cierto ámbito de acción.

El Ethos según lo abarcan los sociólogos de la ciencia Barnes y Dolby, consta de modos de proceder que se consideran buenas destrezas para un cierto contexto de actividades; si bien para Wittgenstein en el Tractatus la filosofía es una actividad, para Barnes y Dolby, la ciencia es también una actividad que se caracteriza por un ethos basado en valores atómicos, que consideran unos ciertos procederes como edificantes y esenciales para la actividad científica. Entonces si bien la conferencia sobre ética separa la calificación de “bueno” como destreza para una actividad y lo bueno como atributo calificativo de una persona, es solo relativo a hechos para los cuales debe existir una cierta orientación, pero esta orientación no es sustentada por nada, salvo por los hechos y procederes.

Esta diferencia entre procederes y calificativos, es presente en los sociólogos de la ciencia pues el ethos científico solamente es atribuible como profesado, lo que Wittgenstein llamaría un juicio absoluto, o pretensión de absoluto; y el juicio relativo acerca del proceder lo acercan al término de ethos estadístico(Barnes & Dolby 1995), el cual es precisamente el practicado. En ambos casos para Wittgenstein, tanto el proceder como el calificativo es solamente juzgado relativamente ya que de lo contrario solamente nos estaríamos refiriendo solamente a hechos que concuerdan con las formas que los regulan, sin una atribución real; el elemento que califica si se debe concordar un procedimiento con su regulación es tema de la ética, y como tal, para el no posee asidero en ninguna parte (Wittgenstein 1965) aunque no se debería olvidar que en campos de la bioética la definición tiene que ver con el peligro de daño fisiológico de organismos vivos, o cual si posee criterios que determinen que es un daño, que no lo es e incluso en la ecología, porque eso nos compete.

Si lo pensamos como calificativo del procedimiento acerca de lo social, es decir, acerca de lo que involucra al plural, puede detenerse en nociones como la de Wittgenstein que probablemente no llamaría ética a las formas adecuadas de hacer ciencia, aunque tal vez sí a aquellos deberes ser a partir de esa actividad científica.

En Wittgenstein se menciona el hecho acerca de los juicios éticos relativos y absolutos, para definirlos como aquellos que obedecen a un mandato procedente, como absolutos y a los que obedecen a un criterio particular o personal como relativos (Wittgenstein 1965). Mientras que la ciencia, produce ética solamente en cuanto que un cierto procedimiento toma forma dentro de una práctica de cultura científica que sobrepasa el solo procedimiento y se desplaza a la vida cotidiana de quien practica ciencia (valores, creencias, convenciones), como un ethos que asegura el seguimiento de valores encarnados en el cumplimiento de procedimientos.

En términos como estos, las ciencias del espíritu se presentan como aquellas que emergen en aquella sintaxis mística que desprecia Wittgenstein, en aquellas exterioridades de un sistema de referencia que ya no suponen una definición que actúe como criterio de consistencia lógica, sino como moralidad fundada en creencias muchas veces o convenciones por otro lado; incluso solamente en nociones al margen de las cuales solo se pueden gesticular, sentir o extraer rasgos varios que no ofrecen una visión de conjunto de un objeto del pensamiento.

Desde luego, no cualquier objeto de esta cualidad corresponde a una enunciación mística, sólo lo son aquellas de las cuales no existe un lenguaje que provea la entereza de su descripción, y que esto no sea por desconocimiento; habría que agregar a esto una veta fregeana, pues si un objeto del pensamiento es designado por cualidades que si se encuentran en un universo de lenguaje (son calculables por el sistema de proposiciones contenida en su interior), e inmediatamente se designa la misma cualidad desde otra forma de representación por la relación de sentido que establece la proposición molecular, éstas designan la misma cualidad pero eso no significa que deban referirse al mismo objeto, es decir, al conjunto reticulado de propiedades atribuidas por el pensamiento como un 𝚇; esto a pesar que no pueda designarse un exterior a las cualidades existentes en el universo lógicos, calculables y representables.

Puede ser del caso, que la propiedad referida (no el objeto), sea referido desde universos lógicos inconmensurables y por tanto la comunicación o referencia a un objeto por su propiedad, no resulte en incapacidad de transmisibilidad, pero si en incapacidad de comunicar enunciados genéricos, dominios de un X idénticos e incluso la inconmensurabilidad sería demostrada en el ejercicio de establecer equivalencias en enunciados legaliformes; no tan rastreable en enunciados atómicos, particulares o moleculares.
Aun así se tendría que designarse a “lo místico, sin referente” como un resto expresivo, no calculable, un límite de lenguaje que sin embargo es poco robusto e incluso podría ser bastante complejo; preguntarse por la existencia de aquello místico es incluso absurdo porque su indeterminación se encuentra entre posibilidades de error enunciativo, de religiosidad, emocionalidad (otras funciones del lenguaje natural), desconocimiento. En general, podrían ser de diferente calidad las fuentes de un enunciado sin sentido de acuerdo a lo que establece Wittgenstein en su Tractatus Logicus-Philosophicus, al hacer visible el límite de la posibilidad, propiedad de un enunciado, que posee una fórmula para establecer su valor veritativo (consistente) o informativo (de su extensión)

Desde ese punto de vista, su párrafo 4.5 del Tractatus (Wittgenstein 2017) señalaría que la coincidencia de una proposición, con otra debe ser en aquello que les es esencial, y por lo demás, debe corresponderle un signo y una figura, de lo contrario, algo tal como un sentido no posible dentro de ese sistema de símbolos podría ser tenido como externo a ese sistema o subsistema particular; se estaría hablando de diferentes órdenes de atribución (figuras) que establecen correspondencias entre el lenguaje lógico, el mundo y el pensamiento, es decir, diferentes sistemas que atribuyen ciertos estados de cosas posibles que también difieren de manera suficiente como para no considerarse iguales, pero coinciden como para que exista comunicación.

Conclusiones:
El lenguaje natural posee un uso más laxo de los referentes y sus sentidos pueden variar en gran parte de acuerdo al contexto en el que se ubican (Van Dijk 1984), tal es una afirmación que toma como preferente ante la fijación de sentido formal del análisis lógico el contexto de enunciación, sin embargo para los -contextos opacos- el contexto radica en la fuente de las diferentes representaciones y la capacidad de sustituibilidad con respecto a un referente unico; Wittgenstein si diferencia entre la fijación de significado natural y el lenguaje científico tal como lo realizan los fisicalistas y empiristas lógicos e inclusive el deflacionismo carnapiano más exactamente, sin embargo su intención es establecer las bases lógicas del lenguaje ético, y no logra encontrar eso en el lenguaje referencial.

El campo de significado de las atribuciones éticas, metafísicas, místicas religiosas en algunos de los casos derivan de contextos opacos donde por ejemplo no se puede derivar sustituciones de un enunciado, pero sí se pueden aplicar sintaxis místicas como es el caso de la ciencia y sus horizontes ónticos; sin embargo estas atribuciones en lenguaje natural no siempre referirán con exactitud a un hecho, sino que dentro de sus posibilidades cabe la imprecisión o la falsedad, esto debido a la carga de falsedad y al precedente místico que posee el lenguaje natural, la cultura, memoria y demás, que forman parte del sistema comunicativo natural.

En ese sentido el lenguaje con sintaxis metafísica que un autor como Lakatos atribuye al significado de la ciencia, es similar al de los contextos opacos en el discurso y al de los atributos éticos de ciertos hechos o procedimientos; y como tales, pueden obedecer a un cierto consenso con miras a criterios del mal menor, mejoramiento de procedimientos, resolución estandard de problemas, de atribuciones acerca de procedimientos, etc.

De este problema acerca de lo infundado de la ética aparecen dos cosas importantes: la ética como reflexión acerca de procedimientos, por el hecho de fundarse bajo criterios (fisiológicos, ahorro de energía, economía) adquiere formalidad, pero solo nos informa acerca de hechos (en el mejor de los casos nuevos); el componente que atribuye bondad o maldad a ese procedimeinto sin fundación, es relativo siempre e incluso opaco por desplazarse desde las representaciones al campo del atributo.


Bibliografía:


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