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¡Que no!
No más
refranes de barro,
o más bien,
basta de regaños.
¡Que nos alumbre
la luna una vez más!
No se
necesita caminar por wall Street
para saber
quienes consumen vida,
para respirar
y oler serpientes mecánicas engullendo sombras verdes.
No se
necesita ver de cerca la tierra rastrillada
para entender
que es el veneno.
Es hora de
plasmar una silueta de mano
en un pedazo de barro inmenso que exclama ser olla.
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