La escoba.

       

Tony Aristy- Escobas

                                                                                                           
Digamos que uno, se da cuenta que está mal emocionalmente porque tiene hambre y que no es un hambre normal, porque se ha dado cuenta que lo que se quiere comer es una escoba, entonces uno trata de hacer de todo, suavizar las astillas, condimentarlas, se olvida un rato de la cuestión hasta que vuelve la escena de devorar una escoba en sueños; se va uno a consulta donde el psicólogo y le expone la cuestión de que no es cualquier escoba la del deseo, que es por culpa de una escoba amarilla que ahora no se me calma el apetito, que he visto si el apetito cambia con escobillas, barriendo, conociendo otros instrumentos de limpieza, pensando que es solo un instrumento de limpieza y que uno siendo humano (o eso dicen) es imposible que lo venza una escoba amarilla, entonces existen miles de ejercicios catárticos, como romper escobas para aliviar el pensamiento y en realidad nunca rompí la que me abrió el apetito pero talvez verla quebrada me haga mejorar, ninguno de estos actos me ayudo, ni me ayudo el arte, ni la actuación, ni escribir y reescribir poemas de hambre; hable con la escoba pero es obvio que no contesta, parecía inanimada, como si rechazara su anterioridad de árbol, la pintura posiblemente está hecha a base de plomo y es toxica; uno luego de tantos intentos tiene que arreglarse los dientes por razones obvias y luego tratar de comer algún ser vegetal que parezca al árbol que era su madera, brócoli, coliflor, etc; pero no es lo mismo, ni si quiera se compara porque en realidad, no sé lo que es comerse una escoba con fibras plásticas, en general, sigo reportando los avances que hago, los escribo como si de un análisis científico de prueba y error se tratara.